Ayer tuvimos ocasión, muchas personas de Iznalloz de escuchar a uno de los miles de acatuccitanos dispersos por el mundo. No vive lejos. Está cerca. Madrid es su ciudad de adopción. Su pueblo, Iznalloz.
En el Centro de Día, al calor de mucha gente, se le brindó a Federico Guerrero, un homenaje fraguado por casualidad desde el Instituto Montes Orientales, que estuvo lleno de contenido, y por que no decirlo, también de emoción. Dos actos en uno. El primero, el reconocimiento por parte de la ciudadanía al amor que Federico Guerrero siente por todo lo nuestro, que también es suyo. El segundo, el que él hace a la familia Vidal Bueno, en base al cariño cimentado en unos hechos que lo marcaron para siempre devolviéndolos con bellas frases salidas del corazón.
En el Centro de Día, al calor de mucha gente, se le brindó a Federico Guerrero, un homenaje fraguado por casualidad desde el Instituto Montes Orientales, que estuvo lleno de contenido, y por que no decirlo, también de emoción. Dos actos en uno. El primero, el reconocimiento por parte de la ciudadanía al amor que Federico Guerrero siente por todo lo nuestro, que también es suyo. El segundo, el que él hace a la familia Vidal Bueno, en base al cariño cimentado en unos hechos que lo marcaron para siempre devolviéndolos con bellas frases salidas del corazón.
No soy hombre que se deje impresionar facilmente, pero he de decir que ayer sentía profundamente cada palabra salida de su boca. Federico, estaba emocionado y se le notaba. Supo trasmitir lo que llevaba dentro con suma sencillez y nobleza. Me gustó enormemente aquello de.... " que he hecho yo para merecer esto" . Posiblemente él no se vea importante. Quizás no lo sea, pero ya, desde hoy y para siempre, tendrá ganado un lugar en el corazón acatuccitano. Su mérito, amar y trasmitir a través de su escritura sus sentimientos y recuerdos de un niño que sin dejar de serlo, debió abandonar aquello que tanto amaba: Iznalloz.
En el Instituto de los Montes Orientales de Iznalloz, se desarrollan, se imparten y se esfuerzan por que la cultura avance. Capacitan personas para el futuro, pero también realizan tareas que modelan sentimientos y hacen sentir que el pasado y el presente se junten en un todo. Recogiendo sentimientos, trasmitiendo realidades . El acto de ayer tuvo ese mérito, nos trajeron un modelo de vida ya caduco pero que todos recordamos. La importancia del mismo, estaba en eso, en reconocer cuan grandes son los sentimientos cuando se viven y se trasmiten desde dentro.
En mi deambular por la vida, como inmigrante también, se que existen muchos Federico Guerrero, cada uno ama a su manera Iznalloz y lo trasmiten, cantándole, escribiéndole, llorando, sirviéndolo. Federico lo ha hecho de la manera que mejor sabe: con la literatura.
Gracias Federico, yo llegue a tu calle ( Laberinto), cuando tu ya no estabas. Tenias 11 años cuando decidieron llevarte. Por aquel entonces, yo tenia 6 años. No nos conocimos. Cuando tuve 14, también desde la calle Laberinto, decidieron llevarme a mi también; 38 años después, volví a Iznalloz, para quedarme.
Te leí antes de escucharte y me agrado lo suficiente para acudir a tu homenaje. Me maravilló tu sencillez, también tu deseo de conocer y que te hablaran. Hoy, cuando el tiempo tiene mas valor que nunca hiciste un alto para memorizar lo nuevo de nuestro pueblo. Hemos crecido en espacios, en extensión, pero seguramente después de tantos avances, habrás notado, que aún seguimos emigrando, que aún hay lugares a mejorar, que no hay trabajo para todos, que seguimos los de abajo igual que siempre. Ese también es el Iznalloz de hoy, con problemas endémicos iguales a los que nos hicieron que a ti y a mí nos llevaran.
Nos has hecho felices por unas horas, Federico, y has ganado amigos. De estos pequeños gestos también se compone la vida. Gracias a José Miguel Baéna, impulsor junto a otros muchos de este acto de reconocimiento a tus horas de dedicación a lo que amas y también expresas.
Tu a mí no me conoces Federico. Soy el hijo de Antonio Fernandez Ruiz, apodado "el Potaje". El trabajó con tu padre y yó aporte cuando fui alcalde de Iznalloz mi grano de arena al reconocimiento de los que viven fuera, dejando para la história un monumento sencillo pero noble en la placetilla la Tota que representa a Iznalloz en el mundo.
Un fuerte abrazo y espero con ilusión seguir leyéndote.
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