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La globalización, el nuevo método inventado para controlar la economía del mundo, comienza hacer estragos. Las clases populares no llegan a final de mes. Los jóvenes se revuelven y miran hacia otro lado. Solo la lucha hará posible una mejor distribución de la riqueza. Decía Carlos Marx : JOVEN, NO DIGAS QUE ES IMPOSIBLE, DI QUE AÚN NO LO HAS INTENTADO.
El hondear de banderas rojas portadas por jóvenes alienta la esperanza de un mañana radiante. Son muchos los lugares donde los jóvenes participan y se manifiestan, aportan y discuten, buscan y confrontan. Algunos dirán que están locos. Hermosa locura aquella que persigue un mundo mejor.
Con frecuencia, algunos llamados de izquierdas arremeten contra la debilidad de los rojos, por que rojos hay muchos, pero rojos de verdad, hay menos de los que dicen ser.
En los últimos tiempos, hemos visto como en nuestra población Iznalloz, algunos llamados colora os se alegran de que los jóvenes rojos estén dispersos, que rompan con su compromiso de lucha, que se despeguen de un sistema que, según ellos, no les aporta nada. La ingenuidad es un don de los que nada entienden, a estos, habría que explicarles aquello que decía Bertolt Brecht:
Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío, no me importó. Después se llevaron a los comunistas, pero como yo no era comunista, tampoco me importó. Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero tampoco me importó.
Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo no era intelectual, tampoco me importó. Después siguieron con los curas, pero como yo no era cura, tampoco me importó. Ahora vienen a por mí, pero ya es demasiado tarde.
Primero se llevaron a los judíos, pero como yo no era judío, no me importó. Después se llevaron a los comunistas, pero como yo no era comunista, tampoco me importó. Luego se llevaron a los obreros, pero como yo no era obrero tampoco me importó.
Más tarde se llevaron a los intelectuales, pero como yo no era intelectual, tampoco me importó. Después siguieron con los curas, pero como yo no era cura, tampoco me importó. Ahora vienen a por mí, pero ya es demasiado tarde.
Nada ni nadie podrá detener la marcha de la historia, cada cual a la larga quedará en su lugar y aquellos que mintieron y transfiguraron la historia quedaran como lo que son traidores de clase.
De tanto en tanto nos dan por muertos, se asustan cuando nos ven salir, incrédulos se miran , pero aquí estamos en pie y con las banderas al viento.
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